martes, 2 de noviembre de 2010

Tu Nombre

He aprendido a odiar tu nombre porque está en todas partes, porque todo me lo recuerda porque solo pronunciarlo evoca en mí tantas y tantas desilusiones y alusiones a algo que dejé a un lado, el mismo día que desapareciste, llevándote contigo y sin previo aviso todo, todo cuanto nunca había tenido. Aprendí que te necesito el mismo instante en que te había perdido. Aprendí que te necesito cuando me di cuenta que solo existes cuando te extraño. Solo existes cuando te necesito.  

De algún modo intento racionalizar lo que sucede, darle sentido a lo que no tiene sentido, resolver el problema de algo que no se puede solucionar; corto tiempo después solo intento olvidarte y otra vez aparece tu nombre en una nota del periódico, en el resultado de un partido, en una nota de sociales, en un atentado en un país lejano; en casi todo lo que veo siempre estás conmigo.

Y me sorprendo una vez más pensando en ti como si estuvieras aquí. Platico en voz alta y te digo todo aquello que no has sabido; de un momento a otro simplemente estoy callado y sin advertirlo estoy otra vez recordando aquella vez que sin motivo me dijiste que me querías; tantas oportunidades perdidas no deberían existir en una sola persona, siento que las enmarco todas en 3 segundos que parecen infinitos.

El sol ya ha salido y otra vez no te trajo consigo, ¡de las estrellas eres! Y dudo mucho me dejen volver a estar contigo; solo me queda otra vez extrañarte, otra vez buscar cómo hacerle para escuchar tu voz aunque sea por un segundo. ¿Acaso sonreíste cuando supiste que era yo? Tengo tantas dudas que tal vez busco respuestas donde no existen; no sé qué decirte que no suene trillado; no sé si te diste cuenta que solo te he llamado porque quería escuchar tu voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario